martes, 17 de mayo de 2016

Opiáceos

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Opiáceos 

El opio es una mezcla compleja de sustancias que se extrae de las cápsulas verdes de la adormidera (Papaver somniferum), que contiene la droga narcótica y analgésica llamada morfina y otros alcaloides, entre los que está la heroína.
Existen muchos compuestos derivados naturales, semisintéticos y sintéticos, entre los que se encuentran la morfina, la codeína, la heroína, la meperidina, la metadona y  la bupremorfina.
La intoxicación por opiáceos no sólo se produce por heroína, sino que también puede ser inducida por cualquier derivado natural, semisintético o sintético del opio. Se utiliza como antidiarreicos, antitusígenos o analgésicos. La gran mayoría de las intoxicaciones agudas aparecen en los heroinómanos activos o en programa de deshabituación. La intoxicación por sobredosis aparece al inicio de la adicción al producirse una sensibilidad no habitual al producto (factor idiosincrásico), por errores de cálculo en la dosis que se inyectará (factor inexperiencia), por el consumo de un producto de mucha mayor pureza que el consumido habitualmente y, en otras ocasiones, se consume una dosis habitual durante un tratamiento de deshabituación con metadona y aparece la sobredosis (factor sumación de efectos). Los  contaminantes pocas veces originan el cuadro tóxico (factor adulteración). 
La intoxicación aguda por heroína u otros opiáceos deberá sospecharse ante cualquier individuo joven que presente la tríada compuesta por miosis, depresión respiratoria y estupor o coma. No siempre se observan estigmas cutáneos de adicción ya que puede ser inhalada. En la exploración física destaca la disminución de la frecuencia respiratoria y algunos casos presentan apnea. La máxima depresión respiratoria se produce a los 7-15 min de la sobredosis; por ello, muchos heroinómanos aparecen muertos en la vía pública, bares o urinarios. Se puede observar cianosis y la auscultación pulmonar, en ausencia de otras complicaciones, sólo muestra disminución del murmullo vesicular. La reducción del nivel de conciencia oscila entre el estupor y el coma profundo. A diferencia de otros comas por depresores del SNC, en el coma superficial por opiáceos, el paciente despierta ante órdenes verbales, pero debido a la acción analgésica de los opiáceos lo hace difícilmente por estímulos dolorosos. En el 90% de los casos se observa una intensa miosis bilateral (puede ser por lesión en la protuberancia). Dicho signo ocular no aparece cuando el opiáceo que consumió el sujeto fue la meperidina (tiene propiedades anticolinérgicas) o sus compañeros han tratado de recuperarlo inyectándole anfetamina o cocaína. En aquellos casos en los que la depresión del SNC ha originado anoxia cerebral, la midriasis es la norma y constituye un signo de mal pronóstico. También pueden aparecer convulsiones en ausencia de anoxia, ya que la mayoría de los opiáceos (morfina, meperidina y dextropropoxifeno) disminuyen el umbral convulsivo. El cuadro puede acompañarse de hipotensión, bradicardia, hipotermia, arritmias y rabdomiólisis, así como de otros signos y síntomas derivados de alguna enfermedad orgánica habitual en los adictos a drogas por vía i.v. 
Las bases del tratamiento de la intoxicación aguda por opiáceos son el empleo de la naloxona y el soporte respiratorio y circulatorio (este último, muchas veces de máxima urgencia, ya que el paciente es atendido cuando ya se encuentra en una situación pésima). El lavado gástrico y el carbón activado sólo se deben emplear en niños con sobredosis orales de medicamentos que contengan opiáceos. La naloxona es un antagonista competitivo de los opiáceos. Una vez diagnosticado el cuadro de sobredosis y si se etiqueta como grave (intensa depresión) o simplemente ante su sospecha (ya que tiene capacidad diagnóstica) se debe comenzar su administración. La dosis es de 0,4 mg por vía i.v. Si el paciente no responde, es decir, si no se incrementa la respiración, no existe respuesta a estímulos o continúa la miosis, se debe repetir la misma dosis de naloxona cada 2-3 min, tantas veces como sea necesario. No existe problema de toxicidad por este antagonista, salvo vómitos de forma ocasional. Si no se pudiese puncionar una vena, se administrará por vía intramuscular, subcutánea e incluso intratraqueal, aunque su eficacia es menor. En caso de intoxicación aguda por buprenorfina, es necesario administrar grandes dosis del antídoto. La eficacia de la naloxona es espectacular y el paciente, en poco tiempo, puede llegar a volverse violento, levantarse e irse inmediatamente. Cuando se observe la reversión del cuadro, si este fue intenso, puede ser necesario seguir administrando dosis de mantenimiento para que no se repita la depresión respiratoria, ya que la naloxona tiene una semivida muy corta (t ½ = 1 h, duración del efecto 10-15 min), mientras que algunos opiáceos tienen una vida larga, por lo que los síntomas pueden reaparecer. Si los pacientes son adictos a dosis altas de heroína y la reversión del cuadro se produce rápidamente, puede aparecer un síndrome de abstinencia agudo que nunca es mortal, pero que debe ser tratado. Las distintas técnicas de soporte respiratorio y circulatorio son también vitales y absolutamente prioritarias en el tratamiento de las sobredosis.

Pasa un buen día!
“La vida es una oportunidad, benefíciate de ella. La vida es belleza, admírala. La vida es un sueño, alcánzalo. La vida es un desafío, enfréntalo. La vida es un juego, juégalo.”
Madre Teresa


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